Es interesante abordar el análisis de la economía colombiana, no solo por la marcada importancia que ha venido ganando esta economía en la región, sino porque es importante comprender su comportamiento y los efectos que genera.
Actualmente, la economía colombiana está teniendo un ligero declive en su comportamiento, provocado principalmente por la situación económica internacional relacionada con la caída de precios del petróleo, el desequilibrio en el mercado Europeo, y la caída en la demanda interna.
Un aspecto fundamental a resaltar derivado del desarrollo de éstos tópicos, es que se produjo un aumento en la participación del ingreso mundial de las economías emergentes producto de una mejoría pasada en sus términos de intercambio. Si los cambios de los precios relativos internacionales se explican por el encarecimiento de las materias primas como los alimentos y la energía, el país debe estar debatiendo cómo garantizar la seguridad alimentaria y energética del país, pues de lo contrario las futuras generaciones de colombianos estarán destinadas a vivir en condiciones mucho menos favorables que las de sus padres.
En el contexto regional, podemos destacar como los últimos años Brasil pasó de representar el 25 por ciento del Producto Interno Bruto de Latinoamérica al 43 por ciento en 2011 y su participación aún resulta significativa. Mientras tanto, México pasó del 40 al 22 por ciento, en el caso de Colombia, se ha evidenciado un retardo en su conexión comercial con el resto de Sudamérica, lo que podría catalogarse como una desventaja a largo plazo.
Ahora que el Fondo Monetario Internacional prevé que Colombia crecerá solo un 2% este año, levemente dentro del promedio de países latinoamericanos, se espera que sea el limite para discutir políticas que conlleven a un incremento en la participación regional de nuestro país (esta situación se podría dar, debido a que ya no dependemos tanto de Venezuela).
A la fecha, el impacto negativo de los tradicionales socios comerciales ha alterado de forma importante el ciclo económico en Colombia e incidido negativamente en la capacidad de generar empleo mucho más que lo que en teoría puede hacerle a Colombia su dependencia petrolera. Para empezar, los empresarios Colombianos deben cambiar su comprensión del mundo, no observar demasiado el comportamiento de la tasa de cambio que refleja el valor del peso frente al dólar, y concentrarse en el desarrollo de competencias regionales, que permitan focalizar la actividad hacia las demás economías emergentes. Es contra las monedas de nuevos socios comerciales que debemos aprender a observar el valor del peso colombiano. Para poder dar solución a la problemática derivada de la distorsión en la tasa de cambio, se requieren además vigorosas políticas públicas que fortalezcan los sectores transables de la economía, muy particularmente la agricultura y la industria.