Piedad R. Ortiz

Es importante conocer la dinámica de los negocios y su desarrollo a lo largo de la vida de una compañía. A medida que una firma crece y aumenta su volumen, es sustancial conocer y manejar los diferentes ingresos y egresos que acarrea el negocio. Los ingresos por ventas pueden obtenerse a través de muchísimas fuentes y probablemente administrarlos se convierta en un reto para las compañías hoy en día.

Así mismo, muchas sociedades deben hacer frente a gastos cada vez más crecientes cuando ven sus niveles de actividad en evolución constante. El manejo ordenado, minucioso y adecuado de estos egresos, permitirá detectar oportunidades de ahorro y también gastos innecesarios que la compañía puede ajustar o eliminar.

Cuando se realiza el encaje de los ingresos y egresos de la empresa, obtenemos el flujo de caja que determina la liquidez de la compañía, y por supuesto, a futuro puede caracterizar la solvencia y capacidad para la obtención de recursos.

Un correcto análisis de este cash-flow, se convierte en una herramienta poderosa, no solo para el manejo diario de la organización, sino para planificar inversiones, gastos y ventas futuras, se transforma entonces en la columna vertebral de la compañía y contribuye de manera eficiente a la administración del capital manteniendo la estructura del negocio saludable. Tomar en cuenta la dimensión de aporte del flujo de caja, es entender que este se constituye por sí mismo en una herramienta básica y fundamental para la toma de decisiones de la compañía, decisiones que pueden abarcar desde la búsqueda de financiación, hasta la realización de inversiones, planeamiento de gastos, puesta en marcha de proyectos a futuro, nuevas ofertas de bienes o servicios, etc.

Otro aspecto importante para considerar es que permite dimensionar tan bien el día a día en las operaciones de negocios, que nos faculta a realizar comparaciones con la competencia, y medirnos con ellos en varios factores claves del negocio, de esta manera se constituye en un instrumento fundamental para hacer frente a posibles amenazas del mercado, y por supuesto como apoyo al logro de metas y objetivos que proponga la gerencia del negocio.

Tener un flujo de caja sano, exime a las empresas de la posibilidad de recurrir a créditos innecesarios o sin ventajas adecuadas, o cualquier otra alternativa financiera que ponga en riesgo la continuidad del negocio a largo plazo.

Siempre pensando a futuro, debemos destacar el uso que el cash-flow puede tener en la planeación de negocios y la consecuente toma de decisiones que está envuelta en este proceso. Si el flujo de caja es analizado de manera detallada, la gerencia puede conocer puntos fuertes y débiles en cuanto a la liquidez de la compañía, analizando mejor sus estrategias en cuanto a productos, recursos financieros y humanos, además de hacer los ajustes necesarios cuando existan inconvenientes, lo cual evitará posibles contratiempos.

Analizar la viabilidad de cada estrategia contando con un flujo de caja bien diagramado y proyectado, es la mejor opción que puede tener un empresario para basar sus decisiones y poder llegar a conclusiones más acertadas, acerca de múltiples factores que deriven en el crecimiento del negocio, y por supuesto con la rentabilidad que se espera obtener con cada decisión que se tome.